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Emociones y comunicación real: Descubre por qué escuchar de verdad va más allá de oír palabras. Aprende a reconocer las emociones ocultas en las conversaciones cotidianas y a desarrollar una escucha consciente para fortalecer tus relaciones personales.
¿Alguna vez has tenido una conversación con alguien que, al final de la conversación, te sientes cómo sí todo el tiempo estuviste hablando con un momo en vez de una persona?
¿Y durante toda la conversación lo único que esa persona se limitó a decir fue “uhum” “uhum” “uhum”?
¿Muchas veces con la mirada perdida, los ojos en blanco, y la mente traspapelada en saber Dios que cosa?
¿O, mientras tú estás hablando, ellos están en el teléfono, subiendo y bajando los caminos de los medios sociales mientras tú estás hablando con ellos? ¿O haciendo veintiuna mil cosas a la vez, sin ninguna reacción, sin ninguna indicación que te están escuchando? ¿Solamente respondiendo, “uhum” “uhum ha” “uhum”?
Yo estoy segura de que a muchos de nosotros nos ha pasado lo mismo. Hoy en día cuesta muchísimo encontrar una persona que se tome el tiempo de escucharnos.
Y eso es bastante frustrante. Especialmente cuando tienes algo importante que compartir con esa persona.
Tú hablas, y hablas, y hablas, pero sientes que nadie te escucha.
E incluso cuando tienes un mundo por delante, aún así, te sientes que no hay una persona que se tome el tiempo para realmente escuchar lo que tienes que decir.
Y yo lo sé por qué me ha pasado bastantes veces.
Sí tú padeces del mal habito de no ponerle atención a las personas cuánto están hablando contigo, aquí hay algunas cosas que deberías tomar en cuenta:
Cuando alguien nos habla, muchas veces no se trata sólo de hablar. La mayoría de las veces se trata de una necesidad innata, una necesidad interna de ser escuchada.
No se trata de que me termines la frase, no se trata de que te imagines o asumas lo que te tengo que decir. Se trata de entender y comprender el poder de las emociones escondidas en las palabras. Se trata de aprender a prestar atención con intención y propósito.
Es el poder de aprender a escuchar profunda y detalladamente lo que las personas tienen que decir, sin interrupciones.
Porqué muchas veces, cuando nos comunicamos con los demás, y cuando digo “los demás” me estoy refiriendo a las personas cercana a ti, estoy hablando de tú familia, tus amigos cercanos, tú pareja, los compañeros de trabajo cercanos, y hasta las personas a las que se supone que debes guiar y proteger si ocupas un puesto de liderazgo en tú trabajo.
Porqué cuando nos comunicamos con los demás, lo mínimo que le debemos a la humanidad, es el respeto de ser escuchada.
Cuando nos comunicamos con los demás, nosotros no solo estamos compartiendo información con las otras personas. Nosotros también estamos compartiendo y expresando nuestras emociones con cada palabra que compartimos.
Y muchas veces, cada conversación en una oportunidad para compartir las luchas emocionales y hasta los problemas mentales que estamos atravesando en ese momento.
El ser escuchada no es simplemente que te escuchen, el ser escuchada es que te comprendan tus emociones, que te confesar tus frustraciones, y que te reconozcan tus emociones y sentimientos. Muchas veces, el ser escuchada no es buscando una solución a la frustración.
Muchas veces, el ser escuchada es solo un desahogo para el alma.
Es encontrar a alguien que verdaderamente escuche lo que tenemos que decir, sin juzgarnos, sin condenarnos, y sin buscar culpable.
Pero hoy día, parece casi imposible encontrar a alguien que te escuche.ya no parece importante lo que intentamos decir o queramos expresar por qué no parece haber una persona disponible para escuchar.
Para realmente escuchar lo que tenemos que decir.
La tecnología, los medios sociales, las responsabilidades del día no parecen dejar tiempo para que dos personas puedan tener una conversación normal y escuchar lo que se tienen que decir.
Porqué cuando estás hablando con alguien, todos parecemos tener un millón de cosas pendiente.
E incluso cuando te dice que te está escuchando, puedes darte cuenta de que no te están poniendo atención porque están haciendo mil y una cosa al mismo tiempo.
Y aun cuando te dicen, “sí, te estoy escuchando” el lenguaje corporal está diciendo: “vete que no tengo tiempo, o apúrate que me estás retrasando.”
Lamentablemente, mucho de nosotros nos enfrentamos a estos problemas diariamente, no importa hacía que lado nos volteamos, nadie tiene tiempo para escucharnos, lo que puede ser bastante frustrante y también hiriente.
Uno de los problemas está en nuestras emociones y nivel de inteligencia emocional que hemos aprendido a cultivar.
La comunicación no solo consiste en las palabras que decimos.La comunicación también se trata de las emociones que transmitimos con las palabras que expresamos. Comunicación es hacer sentido, es comprensión, es el entendimiento de los patrones emocionales entrelazados con las palabras que pronunciamos.
Son los sentidos de transmisión que tienes disponibles para la recepción de los mensajes transmitidos durante una conversación: tus expresiones faciales, el movimiento de tú cuerpo, el olfato, el tacto, la observación, y la proximidad que tengas con la otra persona.
Se trata de las palabras que no decimos cuando intentamos escuchar a otras personas.
Porqué cuando hablamos, nuestras emociones están vinculadas, están entrelazadas con nuestro tono de voz, y el lenguaje de nuestro cuerpo. Aunque por la boca digamos una cosa, nuestras emociones pueden estar diciendo algo completamente diferente.
Por lo que tenemos que poner atención y escuchar profunda lo que la otra persona está intentando decir.
Necesitamos autoconciencia emocional. Necesitamos aprender a poner a un lado los ruidos de las responsabilidades, porqué nos pueden bloquear cuando intentamos escuchar, realmente escuchar lo que la otra persona está tratando de decirnos.
Cuando hables con alguien, tómate un momento para prestarle atención y escuchar cuidadosamente lo que esa persona te tiene que decir. Escuchar los mensajes codificados detrás de las palabras. Las emociones encriptadas detrás de las palabras.
Si prestas atención sin distraerte con las necesidades del mundo, vas a aprender a tener una comunicación más significativa y eficaz, porque no sólo estamos escuchando las palabras, sino que también tenemos la oportunidad de escuchar y comprender las emociones que hay detrás de las palabras.
Mi amiga, el mundo siempre va a estar ahí. Los compromisos nunca van a dejar de existir. Siempre vas a estar ocupada. Distraída. Siempre en apuros. Siempre con responsabilidades.
Pero cuando alguien necesita hablar contigo, para un segundo y escucha, y en lugar de mantener tú atención tu agenda, concéntrate en escuchar, a realmente escuchar las emociones escondidas detrás de las palabras. Y aprende a practicar autoconciencia emocional.
Consulte mis otros Blogs y vídeos para obtener más detalles.
